La nutrición es un aspecto fundamental de la salud y el bienestar general. Sin embargo, su importancia va más allá de simplemente mantener a nuestros cuerpos funcionando correctamente.
También juega un papel crucial en el desarrollo cognitivo y el rendimiento escolar de los niños y adolescentes. En este artículo, te presentaremos cómo afectan estos aspectos y cómo usar este conocimiento para ayudar a nuestros jóvenes a prosperar tanto en el aula como en la vida.
La nutrición y el desarrollo cerebral
Durante la infancia y la adolescencia, el cerebro está en un estado de crecimiento y desarrollo rápido. Es por ello por lo que en estas etapas la nutrición tiene un impacto significativo en cómo se desarrolla el cerebro y cómo funciona.
Los nutrientes como las proteínas, las grasas, los carbohidratos, las vitaminas y los minerales son esenciales para el desarrollo cerebral. Las proteínas y las grasas, por ejemplo, son fundamentales para el crecimiento de nuevas células cerebrales y para la formación de las conexiones entre estas células. Los carbohidratos, por su parte, proporcionan la energía necesaria para este proceso.
Un nutriente particularmente importante para el desarrollo cerebral es el ácido graso omega-3 DHA. El DHA es fundamental para el desarrollo de la estructura y la función del cerebro, y una deficiencia de este nutriente durante la infancia y la adolescencia tiene efectos duraderos en la cognición y el rendimiento académico.
Además de los nutrientes individuales, el equilibrio general de la dieta es vital en el desarrollo cerebral. Una dieta equilibrada y nutritiva brinda todos los nutrientes necesarios en las proporciones correctas, promoviendo así el desarrollo óptimo del cerebro.
La nutrición y la concentración
Así como tiene impacto en el desarrollo cerebral, tiene efectos directos en la concentración y la atención de los niños y adolescentes. Una comida o un bocadillo nutritivo generan la energía y los nutrientes necesarios para mantener la concentración durante todo el día escolar.
En particular, los carbohidratos complejos y las proteínas son especialmente beneficiosos para la concentración.
Los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los granos integrales, las frutas y los vegetales, estimulan una liberación lenta y constante de energía al cerebro.
Las proteínas, por otro lado, contienen aminoácidos que son necesarios para la producción de neurotransmisores, las sustancias químicas que permiten a las células cerebrales comunicarse entre sí.
Es importante tener en cuenta que no todos los alimentos son igualmente beneficiosos para la concentración. Los alimentos altos en azúcares refinados, por ejemplo, causan picos y caídas en los niveles de azúcar en la sangre y esto lleva a períodos de hiperactividad seguidos de períodos de letargo y falta de concentración.
La nutrición y el rendimiento escolar
El rendimiento escolar es otra área en la que la nutrición puede tener un impacto significativo. Cuando es adecuada ayuda a los niños y adolescentes a tener un mejor rendimiento en la escuela, mientras que una deficiente interfiere con el aprendizaje y el rendimiento académico.
Un ejemplo de esto es el efecto en la memoria. La memoria es completamente necesaria para el aprendizaje, y la investigación ha demostrado que la forma en la que nos alimentamos influye en cómo funciona nuestra memoria. Los nutrientes como los ácidos grasos omega-3, las vitaminas B y el hierro mejoran la función de la memoria.
Para finalizar, hay que considerar también que la nutrición tiene un efecto directo en el rendimiento académico a través de su impacto en el comportamiento. Los niños que tienen una nutrición adecuada suelen estar más concentrados, menos hiperactivos y más capaces de comportarse de manera apropiada en el aula, lo que les ayuda a aprender de manera más efectiva.
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