El desarrollo de la autonomía en los niños de edad escolar

Adriana Cristina Pérez Lozano – jefe de departamento de salud y consejería escolar y psicóloga de primaria

Uno de los objetivos de la educación en la etapa infantil y escolar es lograr que los niños lleguen a un aprendizaje reflexivo y autocontrolado de manera progresiva, teniendo en cuenta que según Aguilera (2016) los niños en estas edades se caracterizan por ser impulsivos debido a su proceso de maduración motora y neurobiológica, por tanto, este proceso debe ser enseñado y modelado por padres, cuidadores y maestros, de manera progresiva y asertiva, con el fin de lograr una adquisición del autocontrol y la autorregulación, para formar personas capaces de resolver problemas por sí mismos.

Por tal motivo, Espinosa y Londoño (2020) consideran es uno de los grandes retos que tienen los padres y maestros en el momento de educar, es desarrollar la autonomía, donde la única manera de protegerlos realmente es enseñarles desde pequeños a que se protejan ellos mismos de acuerdo con la edad, las demandas del contexto y etapa de desarrollo que atraviesa.

Un niño(a) puede lograr ponerse los zapatos solos, comer, realizar un trabajo por sí mismos, etc. Pero la autonomía va más allá de esto, según Aguilera (2016) como Espinosa y Londoño (2020), implica planificar, pensar, decidir como hacer las cosas, pensar en alternativas y prever las consecuencias sin depender de otros, actuando de manera responsable y proactiva.

Partiendo de lo anterior una persona autónoma, es aquella que logra ser capaz de resolver las situaciones que se le presentan, con sus propias habilidades y recursos, siendo capaz de autorregularse como de proponer soluciones a los problemas; es por ello, la misión de padres, cuidadores y maestros es modelar, enseñar, formar y fortalecer a los niños(as) y jóvenes de estrategias y habilidades que le ayuden a resolver los problemas por sí mismo, de manera que interioricen, automaticen y las apliquen en diferentes contextos (Maldonado et al., 2019)

Para lograr todo lo anteriormente señalado, se debe tener en cuenta que la autonomía es un proceso que implica tener un fin en la mente claro, planificar, pensar y elegir; y para ello, es muy importante modelar los planes de acción, la toma asertiva de decisiones, mediante preguntas abiertas sin dar soluciones, en situaciones de la vida cotidiana, teniendo en cuenta los siguientes pasos, que señala Aguilera (2016):

  1. Identificación de la situación o problema y establecimiento de objetivos claros, los cuales deben ser breves y concretos para que el niño logre retener mejor la información.
  2. Planificación de la acción, donde una vez se tenga clara la situación y los objetivos o que se desea lograr, hay que pensar cómo hacerlo, identificando el paso a paso a seguir, además, debe observar cómo se está realizando para poder corregir los errores durante la ejecución, manteniendo el fin en mente presente, esto favorecerá la autorregulación.
  3. Evaluar los resultados, en este paso se compara si los objetivos concuerdan con los resultados, con base a la siguiente pregunta ¿me ha salido como yo quería?.
  4. Y por último el Autorrefuerzo, donde si ha logrado el objetivo se diga así mismo que lo ha hecho bien, y si se equivocó es valorar su esfuerzo y analizar el plan para identificar el error. Es muy importante que el padre o cuidador le haga caer en cuenta de la importancia de este diálogo interno.

Si desde pequeños se va entrenando y modelando a los niños y niñas en los planes de acción por parte de sus padres, cuidadores y docentes, cuando llegue a la adolescencia logrará un aprendizaje más autónomo, que según Maldonado (2019), es caracterizado por la identificación del mismo joven cuando requiere ayuda real para aprender o cuando no, plantear objetivos de aprendizaje, identificar como administrar sus recursos, implementar estrategias y realizar autoevaluaciones de manera tranquila, controlando sus niveles de frustración; por ende, será una persona proactiva que aprende de forma efectiva, profunda, controlada y mostrando interés en lo que hace.

Para lograr todo lo anterior los padres, cuidadores y maestros, deben ser conscientes de la forma como esta criando o formando el niño(a) o joven, entendiéndolo(a) como un ser pensante que vive en un entorno, donde interactúa. Siendo así, Espinosa y Londoño (2020) recomiendan que para estimular una relación interdependiente entre el adulto formador y el niño(a) o joven de manera asertiva se puede:

  • Buscar mantener una relación con el fin en mente de que todos se sientan de la mejor manera.
  • Exigir autonomía de acuerdo con el nivel madurativo de niño(a) o joven.
  • Establecer normas y límites claros y concretos desde el principio.
  • Asignar como cumplir con las responsabilidades asignadas de acuerdo con la edad.
  • Reconocer que los demás pueden verse afectados con las acciones de cada persona.
  • Reconocer y valorar las cualidades y talentos de sí mismos como de los demás.
  • Reconocer y modificar los defectos, actuando sobre las dificultades.
  • Gestionar la capacidad para aceptar y canalizar las emociones.
  • Asumir las consecuencias de sus actos y decisiones.
  • Manejar las frustraciones que se presentan frente a los retos.
  • Panificar un proyecto de vida desde pequeños.
  • Cumplir lo que se promete.
  • Brindar seguridad afectiva al niño(a) o joven mediante la interacción constante.
  • Procurar mantener coherencia entre todos los adultos implicados.
  • Permitir que el niño(a) o joven afronte los problemas o conflictos de acuerdo con su edad.
  • Dedicar tiempo a la relación.
  • Tener en cuenta los niveles madurativos para distribuir tareas o responsabilidades domésticas en casa.

BIBLIOGRAFÍA:

Aguilera, C. (2016). Propuesta didáctica para trabajar la autonomía personal en el aula desde el modelo cognitivo. Universidad de la Rioja. Madrid.

Espinosa Castelblanco, M. E. y Londoño Holguín, P. (2020). Creciendo juntos un libro para fomentar la autonomía. Ediciones USTA.

Maldonado-Sánchez, M., Aguinaga-Villegas, D., Nieto-Gamboa, J., Fonseca-Arellano, F., Shardin-Flores, L., y Cadenillas-Albornoz, V. (2019). Estrategias de aprendizaje para el desarrollo de la autonomía de los estudiantes de secundaria. Propósitos y Representaciones, 7(2), 415-439. doi: http://dx.doi.org/10.20511/pyr2019.v7n2.290

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